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miércoles, 14 de noviembre de 2018

Merece la pena ser moral?-Gabriel Choquehuanca Rojas


1. Escoger y justificar la acción
Sólo los humanos somos capaces de escoger nuestra acción. Por acción no entendemos todo aquello que hacemos (hacer la digestión, respirar o caer enfermo no son acciones), sino aquellaactividad que hacemos de una forma consciente y voluntaria. Desde esta determinada perspectiva, los animales no realizan acciones; su conducta no es consciente ni voluntaria, sino genéticamente determinada. Ciertamente, los humanos estamos genéticamente condicionados, pero hemos llegado, en nuestro proceso evolutivo, a ser capaces de interponer el pensamientoentre el estímulo y la respuesta.
La conducta animal tiende a ser programada, automática: el estímulo y la propia biología determinan unívocamente y sin error la respuesta.
La conducta humana a menudo es parecida a la conducta animal, pero el ser humano —un organismo bastante más complejo— necesita hacerse cargo de la situación y escoger una de les diferentes posibilidades. Con su libertad y responsabilidad, le es preciso decidir y justificar su acción.

En las acciones humanas confluyen elementos como motivos, intenciones y fines, resultados y consecuencias; todos queremos que nuestras acciones tengan sentido y que éste sea comprensible por quienes nos rodean. Por todo eso, nos es preciso justificar o «hacer justa» nuestra elección. Por otra parte, los humanos podemos cerrar los ojos a esta necesidad de nuestra especie y vivir de una forma típicamente animal, sólo nos es preciso «pasar» de justificar las acciones todo olvidando la propia racionalidad.
Caminos

2. Tipos de personas
Según como asumamos nuestra posibilidad de escoger y justificar nuestras acciones podemos hablar de diferentes tipos de personas.
  1. Personas morales. Personas que se plantean problemas morales, que quieren justificar su comportamiento, razonando su decisión y actuación.
  2. Personas inmorales. Personas que reconociendo las normas y los valores de su sociedad, los infringen y viven de espaldas a ellos, poniendo el propio interés por delante de todo. Sólo respetan las normas si de eso se desprende un beneficio. Para los inmorales es imprescindible que los además sí respeten las normas, del contrario tendrían que replantear su actuación.
Gente
  1. Personas amorales. Personas que no aceptan la necesidad de justificar su comportamiento, indiferentes a cualquier cuestión moral e incapaces de preocupación moral por las otras. Todo vale mientras se obtengan buenos resultados, especialmente, resultados económicos. Parece imposible que un ser racional pueda ser amoral: todos tenemos la necesidad de elegir y justificar lo que hacemos, no podemos actuar siempre automáticamente.
  2. Personas desmoralizadas. Personas que habían aprendido y asumido pautas morales pero que ahora, por factores como falta de coraje o de resistencia, por desorientación en un mundo cambiante o por simple contagio social, se han devaluado o soterrado sus exigencias. Se ha difuminado el norte que antes guiaba sus vidas.
¿Con cuál de estos tipos de persona querríamos ser identificados? Quizás sea el momento de hacernos otra pregunta: "¿por qué hemos de ser morales si no serlo parece ser que puede comportar ventajas?" Es la misma pregunta que de una forma más concreta ya se formulaba el pequeño Wittgenstein: "¿por qué tendría que decir la verdad si me puede ser beneficioso decir una mentira?" Es una cuestión que todos los filósofos se han planteado.

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